¿Has padecido alguna vez el llamado “lumbago”? La lumbalgia es un dolor muy habitual en nuestra sociedad y lo padecen muchísimas personas, independientemente de su causa. ¿Quieres conocer un poco más sobre este tema? Pues no te pierdas este nuevo post que hemos preparado para ti y en el que te damos algunas claves para conocer sus causas y principales síntomas.

Se define lumbalgia como el dolor en la zona del dorso por distintas causas y que se localiza desde las últimas costillas hasta los pliegues glúteos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocho de cada diez personas han padecido alguna vez este inconveniente, por lo menos, una vez en su vida. De hecho, está considerada como la principal causa de invalidez entre la población de 19 a 45 años.

Uno de los puntos a tener en cuenta es que el dolor lumbar es un problema que se va convirtiendo en mucho más frecuente con el paso de los años, llegando a afectar al 50% de la población mayor de 60 años. Estamos, por tanto, ante un problema de salud importante y que puede derivar en otras lesiones de espalda.

Tipos de lumbalgia

Podríamos dividir la lumbalgia en dos tipos distintos. Por un lado, nos encontramos con la lumbalgia específica, aquella que tiene una causa clara. Entre esos principales motivos que pueden derivar en este inconveniente, nos encontramos con la osteoartritis, la osteoporosis, la hernia de disco o la estenosis vertebral.

En lo que se refiere al segundo grupo, la lumbalgia inespecífica, constituye alrededor del 80% de los casos y no es posible identificar de forma exacta el origen del dolor. Eso sí, algunos factores que pueden derivar en este inconveniente son la obesidad, el embarazo, el estrés, coger cargas, malas posturas corporales o el sedentarismo.

Desde el punto de vista práctico, se puede dividir la lumbalgia como aguda, siempre que dure menos de 7 días, subaguda, si comprende entre una y siete semanas, o crónica, más de siete semanas de duración total.

El síntoma principal de la lumbalgia es un dolor localizado en la zona dorsal, por debajo de las costillas y por encima de las crestas iliacas. Aunque el dolor suele ser difuso, en ocasiones puede centrarse en zonas específicas. En estos casos, las principales causas tienen que ver con contracturas musculares, hernias o ciáticas.