La historia, al igual que la memoria, puede ser un poco traicionera.
A lo largo de los siglos, muchos errores, mitos, exageraciones o malas interpretaciones se han dado buenas y repetidas tantas veces que han terminado siendo aceptadas como verdades absolutas que nadie pone en duda. Se han instalado en el imaginario colectivo, como muchas leyendas urbanas actuales, y han dado forma a un pasado que nunca fue así.
Desde personajes que nunca dijeron sus frases célebres hasta costumbres que nunca existieron, los falsos mitos históricos abundan. Y lo más sorprendente es que muchos de ellos aún se enseñan en colegios, se representan en películas y se repiten en conversaciones sin que nadie los cuestione.
A continuación, queremos desmontarte cuatro de esos mitos populares de la historia, con datos contrastados y contexto para que entiendas por qué, pese a ser falsos, se siguen creyendo.
Cuatro grandes falsos mitos históricos que siguen vigentes
1.- Napoleón era muy bajito
La imagen del emperador francés como un hombre de muy baja estatura es tan común que incluso ha generado un término psicológico: el “complejo de Napoleón”.
Sin embargo, este mito es falso. Napoleón medía aproximadamente 1,69 – 1,70 metros, una estatura perfectamente normal para un hombre europeo de principios del siglo XIX, sin ser excesivamente alto. ¿De dónde vino entonces este falso mito histórico?
Principalmente de dos fuentes: la diferencia entre el sistema de medidas francés e inglés, y la propaganda británica. Mientras los franceses usaban el “pie francés”, más largo que el inglés, los británicos interpretaron mal la conversión de su altura al inglés, haciéndolo parecer más bajo. Además, caricaturistas enemigos contribuyeron al estereotipo, representándolo como un personaje diminuto, lo que caló profundamente en la opinión pública.
2.- Los vikingos llevaban cascos con cuernos
Es difícil imaginar un vikingo sin su característico casco con cuernos. Sin embargo, esa imagen no tiene ningún respaldo arqueológico. Hasta la fecha, no se ha encontrado ni una sola prueba de que los guerreros vikingos usaran cascos decorados de esa manera. Y ahí está, desde la serie de vikingos a nuestros queridos Astérix y Obelix.
En realidad, los cascos vikingos eran simples, de hierro o cuero, diseñados para proteger, no para impresionar. La idea del casco con cuernos surgió en el siglo XIX, cuando artistas románticos y escenógrafos de óperas, especialmente de las obras de Wagner, empezaron a utilizar este diseño para dar un aspecto más teatral y “bárbaro” a los personajes. Desde entonces, la ficción popularizó este falso mito hasta convertirlo en una imagen icónica pero completamente falsa.
3.- La Edad Media fue una época oscura sin avances científicos
Se suele hablar de la Edad Media como un período de retroceso y estancamiento, un largo paréntesis entre la Antigüedad clásica y el Renacimiento. Sin embargo, esta visión es simplista y errónea como ya te hemos contado en este artículo. Porque si bien hubo cierta crisis de progreso y conocimiento, también fue una etapa de enorme desarrollo en muchas áreas: surgieron las universidades, se tradujeron textos clásicos del árabe y el griego, se mejoraron técnicas agrícolas, se inventaron el reloj mecánico, las gafas o la imprenta xilográfica, y florecieron avances en astronomía y matemáticas.
El mito de la “oscuridad medieval” fue promovido por pensadores renacentistas y racionalistas posteriores que querían marcar distancia con el pensamiento religioso dominante en esa época, pero los datos históricos lo desmienten claramente.
4.- Cristóbal Colón demostró que la Tierra era redonda
Otro de los falsos mitos históricos es el que atribuye a Cristóbal Colón el descubrimiento de la forma esférica de la Tierra. En realidad, la mayoría de los intelectuales europeos ya sabían que la Tierra era redonda mucho antes de Colón. Esta idea se conocía desde la Antigua Grecia, y astrónomos medievales como Eratóstenes incluso calcularon el perímetro terrestre con bastante precisión.
Lo que generaba debate no era la forma de la Tierra, sino el tamaño del océano que separaba Europa de Asia navegando hacia el oeste. Y en este sentido, Colón subestimó drásticamente esa distancia, y si no hubiera encontrado América por el camino, su expedición habría fracasado por falta de provisiones. Así que no, Colón no demostró que la Tierra era redonda; simplemente tropezó con otro continente calculando mal la amplitud del océano.
Estos cuatro falsos mitos históricos demuestran que el pasado no solo se escribe con hechos, sino también con relatos, prejuicios e intereses. Desmontar mitos no significa despojar a la historia de su magia y sin su parte de verdad, sino devolverle su complejidad y riqueza. En tiempos de sobreinformación, recuperar el espíritu crítico y contrastar las fuentes es más necesario que nunca. Al fin y al cabo, conocer el pasado con más precisión nos permite entender mejor el presente y evitar errores en el futuro.